lunes, 9 de julio de 2007

Vacío, cerrado, métrico y violento



Use su imaginación


Usted sale de la casa, cargado hasta los dientes, y en eso se aparece aquella desatinada micro que sólo se le ocurre pasar en los peores momentos... usted y su pareja se encuentran a dos cuadras del paradero, lugar en el que está ahora la dichosa micro. En un gesto ultra romántico lanza una arenga a su amada, diciéndole: "¡Corre conchetumare!". Entonces ambos corren sin preocuparse de elegancia alguna en vuestro andar. Justo cuando usted se encuentra a unos cuantos metros de la susodicha máquina infernal, esta comienza nuevamente su marcha y lo deja a usted y pareja botados a vuestra suerte... ahí usted mira para atrás (diciéndose: "me olvido de algo?") y ve a su novia completamente agitada y carente de fuerza alguna para seguir en la lucha... Usted le dice: "¡Todo por culpa de tu guatero de perrito!", puesto que ella atrasó la marcha debido a tal artefacto.


Posterior a esto, usted y pareja, esperan con "fascie asumidiforme" el arribo de otro vehículo colectivo. El frío es intenso, pero entre besuquéo y besuquéo usted capea los bajos grados. Justo cuando su pierna suave le dice: "tomemos un taxi, pero pagas tú" se divisa a lo lejos una gloriosa oruga del transantiago, "tan eficaces como siempre", piensa usted mientras aprieta con fuerza su última luka que le quedaba en el bolsillo.


Una vez en la micro usted y compañía se regocijan por la buena fortuna, al ver que unas cuadras más adelante la misma micro que les hizo la desconocida un rato atrás se encuentra detenida y a la espera de que afortunados como ustedes los pasen.


En un ataque de ignorancia usted insiste a su novia que deben bajarse en ese mismo instante del vehículo, ésta insiste que no y usted a regañadientes acepta... algunos lo calificarían de controlado o "macabeo", pero esto no es un tribunal de parejas en el que se juzguen a los pobres dominados por sus parejas... no señor. Ella tiene razón... para variar. Entonces se bajan en las puertas de un metro que está vacío, cerrado y métrico.


En esta parte del relato usted y su pareja se preguntarán "¿Y dónde mierda está la violencia?" bueno pues, busque un poco y encontrará una entrada del metro que está abierta, entre en ella y descienda a uno de los andenes, sólo guiado por su instinto. Es entonces cuando usted, luego de mirar hacia el anden que tiene en frente, nota que están del lado equivocado, usted se lo informa a su novia con mucha serenidad... hasta que se da cuenta de que el tren viene llegando, y ese es un gran problema, porque es día domingo a las 22:45. En un acto similar al realizado en el inicio de este relato, usted corre sin preocuparse de las decenas de ojos que los espían a usted y pareja, mientras corren como verdaderos enfermos mentales al otro lado del andén. Jadeantes y sudorosos se suben al vagón, se ríen y besuquean como si todo fuese una gracia del destino. Ahora usted debe seguir preguntándose: "¿Y dónde chucha está la violencia?", espere la última parte de esta extrañísima historia.


Usted se regocija entre risas y besuqueos, como si todo hubiese acabado. En Estación Baquedano usted se ríe a carcajadas de lo ocurrido, en Estación Bellas Artes usted cree que esta es una experiencia para contar en los carretes, en Estación Santa Ana comienza a volver a su estado basal y en Estación Cumming (lugar de destino)... justo cuando usted cree que todo ha finalizado comienza a descender del vagón y para realizar dicha labor apoya su mano izquierda en el borde de la puerta del tren, justo cuando esta finaliza su apertura... sin percatarse siquiera, sus dedos se deslizan dentro de la ranura de la puerta, quedando atrapadas e infiriéndole un gigantesco apretón y un dolor que lo acompañará hasta el día siguiente... y eso amigos míos, eso es violento.