domingo, 15 de junio de 2008

Análisis Trozky-tristeza


Recuerdan, estimados lectores, que en uno de mis escritos mencioné la particularidad de los trozkys (mal llamados perros) de sonar al caminar? Ahora, a esta particular teoría le agrego un nuevo postulado: "la sonoridad del trozky depende en parte del mismo animal, pero principalmente del estado emocional del oyente".


Luego de dar tal declaración ustedes podrán entender por qué es que en ocasiones caminan por las calles y estos peculiares animalitos les son tan indiferentes, y ahí tienen que hacerse el autoanálisis de cómo está su corazoncillo. Ahora, para fundamentar los resultados de mi estudio, les plantearé los materiales y métodos que utilicé para llegar a tal conslusión.


Primero, tomé una relación amorosa que en un tiempo deslumbró por su plenitud, armonía, alegría y demases... que con el pasar de los meses decayó a tal punto de desvinculación absoluta, pese a la aplicación de mil y un maniobras anti-desamor. Luego, se observó como este par de individuos (los de la relación) dieron final a esta en un mar de lágrimas e inseguridades (por la decisión digo yo). Luego se observó la relación de estos sujetos, insertos en un contexto adverso para al menos una de las partes (el macho, al que llamaremos Mister M). En esta parte del estudio me centraré en el macho de la relación, ya que a este fue al que se le hicieron las múltiples pruebas.


Dentro del contexto anterior; se tomaron varios espécimenes trozkys, de diversos tipos, algunos con particularidades muy sonoras y otros no tanto. Se hizo que estos desfilaran con la mayor de las gracias ante nuestro sujeto en estudio y se analizó la reacción de este ante tales estímulos. Al pasar los dias, se observó que los trozkys no generaban ninguna reacción ante Mister M. Se midieron las expresiones de felicidad de Mister M ante la presencia de los estímulos, registrándose bajísimos niveles de alegría en este. Al seguir con el estudio se fueron agregando mayores estímulos emocionales negativos a Mister M, por ejemplo: indiferencias, inseguridades, humillaciones personales, asumir grandes responsabilidades, sobre exigencias extremas, etc. Y al registro se observó una disminución de los signos de alegría y percepción sonora ante el estímulo trozky.


El estudio se extendió durando dos meses, observándose a mediados del segundo mes un aumento en las tasas de felicidad y percepción sonora en Mister M, lo cual aparte de alegrarlo a él mismo alegró a todos los investigadores tras este estudio. Pero el estudio no podría estar completo sin llevar a un extremo a nuestro sujeto en estudio.


Al final del segundo mes, se pusieron situaciones de alta complejidad para ver la reacción de Mister M. Sorprendentemente los niveles decayeron, pero no como se esperaba, sino que lo hicieron más discretamente. Ante esto último podemos concluir otra cosa: "la sonoridad trozky puede ser utilizada como método evasivo ante la tristesa", ésta última conclusión sigue en análisis, ya que el estudio prosigue, pero tanto los investigadores como el mismo sujeto en estudio se mantienen optimistas ante los resultados.