Ayer, mientras embalaba mis bienes más preciados para largarme de mi depto, me topé con la transmisión ininterrumpida del arribo y marcha de un par de inmensos franchutes; la pequeña gigante y el tío escafandra. Y lo que más me sorprendió de todo, no fue el tamaño ni la obra de ingeniería ingeniosa que había detrás de esos muñecotes, sino la capacidad periodística de los profesionales de la comunicación en chile, capaces de hablar 12 horas seguidas de nada...
"Ho, mira está respirando"
"Sí, además respira como una persona humana, porque los humanos respiran"
"Se asemeja mucho a la realidad, con eso de la respiración"
.... tres horas después...
"Este tema de la respiración en la muñeca es muy interesante... tenemos a un experto broncopulmonar de la Universidad de Chile para explicarnos la importancia de la respiración en los seres humanos..."
Ante todo este despliegue de inteligencia y sobrevaloración, me decidí, pluma en mano, a dibujar lo que opino de tan rimbombantes señorones franceses... y éste fue el resultado.
El día de hoy, tuve que salir a hacer un trámite al centro, a eso del medio día, y a que no saben con quienes me encontré abajo de mi depto... sí, mis pequeñas criaturas, a los señores franceses y bien comidos del Royal Deluxe... Fue como si el par de pailones hubiese sabido que no me interesaba verlos, por lo que decidían ir a ostigarme a las afueras de mi hogar... y bueno, queridos y queridas, mi sorpresa fue del porte del tío Escafandra cuando los vi pasearse en la esquina de Portugal con Alameda.
No se qué será, en volá ando sensible con esto de no encontrar departamento a dónde irme, o el internado me tiene hecho cornetín, pero cuando vi aparecer, en el momento mismo en que salí de mi depto, al tío Escafandra, fue como un tiritón en todo el cuerpo, y una emoción de abuelita cumpleañera. Y claro, noté que los cientos (o miles) de personas que estaban ahí reunidos, compartieron aquella sensación, al ver tan colosal espectáculo.
Ahora, zorropotines de tomo y lomo, creo que es todo un tema esto del Royal Deluxe y sus firuleteados espectáculos callejeros, ya que si bien puede parecer una obra artística francamente sobrevalorada, el impacto que causa en la masiva concurrencia justifica aquella sobrevaloración. Por ahora parece ser que juntarse en familia, de forma sana, divertida y amena, justifica este tipo de eventos exagerados... tal vez es sólo un poco más de circo para capear nuestras vacías vidas familiares... tal vez... dijo, luego de beber vino de su copa rota.
